sábado, diciembre 02, 2006

Más cosas cortas.

I

Cortas líneas con forma de canciones en mi piel, y pasas luego tus manos por las heridas que me has inflingido, intentando cerrarlas con caricias, pero la sangre sigue brotando, te olvidas de mí, y miras de nuevo el cuchillo que brilla a tu lado. Lo tomas y escribes en mi pecho una canción que aún no hemos escuchado, algunos perros aúllan pidiéndome que silencie mis gemidos de placer y agonía. Una especie de sabor a chocolate, venenoso pero delicioso, invade toda mi vista.

Apenas noto el sabor del metal introduciéndose en mi pecho. Siendo apenas niño me tragué una galleta de soda sin masticarla, aún sigue aferrada a mi alma, y oigo que tu cuchillo la atraviesa en tu busqueda de mi corazón, nota final para tu himno de mujer con sombrero. Quiero preguntarte donde estaba la galleta, pues mi alma debe estar cerca, pero no sale de mi boca más que una H prolongada y sorda.

En el techo un espejo refleja tu obra maestra, te detienes justo antes de que las heridas sean en verdad mortales, ahora tomas el teléfono, y pronunciando sonidos verdes y sonidos hígados, pides una ambulancia. El próximo mes nos veremos de nuevo e intentaremos, otra vez, descubrir y escribir en nuestros cuerpos el sonido que más se asemeje a las voces de Dios

II

Cuidado con ella, me dijo un amigo, sería capaz de vender a su propia abuela. Incrédulo le pregunté a ella si sería capaz de hacer tal bajeza.

Sé que la trata de abuelas es un buen negocio, y que muchos niños ricos sin abuelas consentidoras pagan millonarias sumas por poder decir algún día que tuvieron una abuela que los consentía, cocinaba postres y que los traumatizó con su temprana muerte. Y sé también que las abuelas blancas de proveniencia europea, sobre todo cuando son descendientes de la nobleza, alcanzan altos precios. Y si fueron espías en la segunda guerra mundial, se obtiene un bono extra. Pero nunca vendería a mi propia abuela, al menos no por completo. Poseo el 51% de mi abuela, es el resto lo que he vendido, los otros propietarios tienen derecho a hablar con ella una vez por mes, y a pasar con ella el 49% del tiempo total que pasaba antes con ella.

En realidad me sentí sorprendido al enterarme que podía vender a mi propia abuela por partes, ahora poseo el 32% de mi abuela, lo bastante poco para no tener que pagar por sus medicamentos, pero lo suficiente para que no me prohíban verla del todo. Después de todo ella también tiene su corazoncito.

5 comentarios:

Elissa dijo...

dicen q los corazones de las abues son mas cotizados porque son de oro
bueno chau

Anónimo dijo...

Graciosa la trata de abuelas y la venta por parte de una de ellas, sobre todo para tener ciertos derechos, pero perder prácticamente todas las responsabilidades. Cordial Saludo.

Anónimo dijo...

estoy amargamente comiendo bonyurt mientras leo tus dulces letras...
un poco de kumis ha pringado mi pijama nueva.
...y quedé pensando si los abuelos (hombres)se pueden vender también como libros en el centro para luego ir a comer hamburguesita grasienta pague 1 lleve 2 en algún lugar del universo.
en, f i n.

Astrolabio-jsa dijo...

Te deseo una Navidad en paz, en compañía de los tuyos. Cordial saludo.

Coprólalo dijo...

Sin duda un escritor intenta quitarle el banquillo a Dios, mejor si lo hace con metal sobre fibras de piel crocante. Me gustan las imágenes que sus textos recrean. Un saludo desde el ergástulo negro de las Letras Ignoradas.