martes, marzo 20, 2007

Alguien, no sé si su nombre importe, me preguntó por aquella. Senti como si una bala de cañon golpeara mi estomago, pero en vez de agacharme resisti el golpe de pie, solo un leve bufido traicionó mi de otra manera calmo semblante. Sirvieron entonces las horas que pasé encerrado en mi cuarto repitiendo su nombre una y otra vez, haciendo caso omiso al deseo de dejar de respirar, al calambre que iba subiendo por mis piernas y deformando mi cuerpo. No sé que ha sido de ella, dije y creo que soné convincente. La persona sonrió, no sé si era un hombre o una mujer, ni siquiera recuerdo el tono que adquirió su voz mientras me decia, tal vez con la intención de ver como me retorcía en el piso, todas la glorias presentes de aquella.

Pero no fui vencido por las palabras, sólo mis ojos traicionaron un poco mi dolor y se poblaron de nubes, pero me bastó bajar el rostro para que tal suceso pasara desapercibido. Llegue a mi casa y puse las llaves justo en el mismo lugar donde las he puesto siempre, en el pequeño mueble de la esquina, al lado del florero de cristal negro en que ponía las flores que le gustaban a ella, para que cada vez que fuera a visitarme viera que allí en la esquina seguía su rincon, que estuviera o no allí, seguía siendo parte de mi vida. Ya no hay flores en el florero, pero a través de las nubes vi mi rostro reflejarse en él. Una sonrisa fria, justo la sonrisa que había practicado por si la veía, se apodero de mi boca, la miré un poco asustado, sacudí la cabeza y me dirigi al baño, donde revisé con más detalle las nubes de mis ojos. Una tenía forma de pirata, y la otra era un pequeño cordero.

Antes de acostarme me sequé la nariz y aspiré las nubes. Y me pregunté si yo era el pirata o el cordero, si las noticias que había oido de ella eran nuevas, o si ya las sabía, afine mi oido, y juro que pude oir su voz mientras me dormía.

Soñe con ella, y con vacas y asesinos. Alguien disparaba un arma, y sentía un fuerte dolor en mi brazo, ella estaba de espaldas detras mio, dos disparos más sonaron, y su vestido se manchó de rojo. Todo ocurrió en cosa de segundos, una sirena sonaba acercandose, y un hombre vestido de negro corría. Dos hombres corrian hacia mi, y señalaban mi pecho, un agujero del tamaño de mi puño me atravesaba de lado a lado.- yo estoy bien, ayudenla a ella primero-. Y lo estaba.

Desperté, toqué mi pecho de manera casual, confirmando lo que ya sabía, mi corazón aún estaba en mi pecho y podía sentirlo latir. No hay finales sorpresas en esta historia, solo la sensación de vacio que dista mucho de desaparecer, solo sueños en que aun imagino maneras de volver a verla, solo un corazón que late, y ojos que se nublan. De esta historia solo es de resaltar ese sabor que se ha probado antes, pero que es tan dificil de definir. Y lo importante era ese olor de flores marchitas, y el deseo de poder escribir tanta tristeza, pero todo es inutil, las palabras no tienen olor. La historia es falsa,aunque la haya vivido miles de veces, bueno casi una decena; y lo demás... mi corazón late a pesar de todo, no he de morir aún, !me he sobrevivido tantas veces!.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta porque se siente en las palabras la mezcla de sentimientos de dolor-amor-soledad-...separados-unidos e interdependientes, allí tal como son en la realidad...
y yo si te leo...

Anónimo dijo...

Muy bello lo q escribes como siempre..y te leooo ves jajajaa...Kiss Carolyn.